jueves, 17 de marzo de 2016

COMENTARIO SOBRE EL ÁRBOL CAÍDO


COMENTARIO




AYER VI CAER UN ÁRBOL ARREBATADO DE SU RAÍZ POR SIMPLES OBREROS IMPROVISADOS, QUE IGNORABAN LA VITALIDAD DE LA MADERA.

HAY RAZONES QUE JUSTIFICAN SEMEJANTE ATENTADO. ¿PERO?

NO PUDE ACTUAR INDIFERENTE Y QUISE QUE ANTONIO MACHADO Y JULIO J. CASAL HABLARAN DEL TEMA EN MI NOMBRE.



LUIS QUINTANA 

"ÁRBOL, YO YA SABÍA" JULIO J. CASAL

Para los amigos que se van
Julio J. Casal


Árbol, yo ya sabía que eras hermano mío.
Hacia los cielos vamos en claro florecer.,.
Y tus ramas audaces, hallaron el rocío
en el cristal y el ámbar, luz de mi amanecer...
¡Árbol, yo ya sabía que eras hermano mío!

En ti hay, a momentos, más pájaros que hojas
Y eres en primavera mágico surtidor.
Y en mí, ¡qué profusión de rosas, blancas, rojas,
Y qué acento en mi lírico manantial interior!

Los dos brindamos, árbol, savia joven y nueva.
Y por nosotros corre un idéntico río
de emoción, y sabemos en las nieves de prueba
aguardar libremente el calor de otro estío.

Hacia lo azul, el mismo impulso azul nos lleva...
Árbol, yo ya sabía que eras hermano mío.



La poesía de los años veinte
En Uruguay


"AL OLMO VIEJO" DE ANTONIO MACHADO

Antonio Machado
Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo 
algunas hojas verdes le han salido. 

¡El olmo centenario en la colina 
que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento. 

No será, cual los álamos cantores 
que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores. 

Ejército de hormigas en hilera 
va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas. 

Antes que te derribe, olmo del Duero, 
con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas de alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.

miércoles, 16 de marzo de 2016

LA NOCHE EN MACBETH ENSAYO DE INTERPRETACIÓN

La noche en Macbeth
Imágenes de locura y de muerte
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Para complacer a su nuevo señor, Jacobo I de Inglaterra, a quien fascinaba el tema de la brujería en su natal Escocia, William Shakespeare escribió en 1606 la obra que narra la historia de un rey escocés que se hizo de la corona asesinando a su antecesor. Cuando Macbeth, duque de Glamis y luego, gracias a su desempeño en batalla, thane de Cowdor, descubre por boca de seres sobrenaturales que será rey, se desencadena un sangriento efecto dominó, cuya primera pieza es el buen rey Duncan, empujado por la influencia de la poderosa e inescrupulosa Lady Macbeth que no desea otra cosa que la máxima gloria para su esposo.
Para escribir la historia, dentro de la que convergen líneas inmortales y personajes de gran fuerza, Shakespeare se sirvió de las Crónicas de Holinshed y posiblemente también del Tratado sobre la Hechicería de Reginald Scot y de la Demonología de Jacobo I. Así, en las Crónicas, un débil rey Duncan es muerto en batalla, mientras que la tinta poderosa del Bardo dibuja a un bondadoso rey que es asesinado cobardemente en su cama. Por otro lado, el largo diálogo entre Macduff y el príncipe Malcom es una traducción directa de Holinshed; y el incidente del bosque que se mueve hacia el castillo es una imagen común en las leyendas semíticas e indoeuropeas. La atmósfera sobrenatural, las apariciones, y una sonámbula Lady Macbeth son factura personal del Bardo.
Ahora bien, entendemos que, ni en los dramas de Shakespeare, ni en la historia del Reino Unido (ni de otros reinos), la intriga y la sangre alrededor de una corona resulte gran novedad. Sin embargo, el hilo que nos conduce desde el primer acto hasta el último de la tragedia de Macbeth se sirve de una fuerza dramática completamente excepcional que logra, entre otras cosas, mantenernos en vilo dentro de una atmósfera completamente tenebrosa en la que el ambiente es denso y oscuro como la sangre; lo que nos conduce a nuestro punto de estudio: la noche, la oscuridad, la locura y la muerte en Macbeth.

¿Fue alguna vez de día en la Escocia de Macbeth?
Quizás. Un par de veces por un par de horas. Una de las pocas alusiones al día que hay en la obra es la mañana en la que se hace pública la muerte de Duncan, así que el carácter de claridad y serenidad que trae la luz del día se esfuma inmediatamente con la noticia. En esta Escocia el sol es frío y oscuro. Resulta muy difícil imaginar las macabras escenas de Macbeth en una atmósfera luminosa. Es más, la obra no sólo se sirve de la noche para arropar crímenes imperdonables, sino todo lo que ésta trae consigo: oscuridad, tinieblas, frío, miedo, silencio y por supuesto, el ambiente sórdido y amargo que trae consigo la sangre derramada.
El personaje de Kirk Douglas en Lo malo y lo hermoso sabía lo que decía en su línea “La oscuridad tiene vida propia”.Para que se desencadene cualquier cantidad de desgracias en las obras dramáticas por excelencia, lo primero que debe pasar es que se haga de noche. El resto viene por sí solo. Recordemos que nuestras imágenes malignas, en su mayoría, están rodeadas de oscuridad (un gato negro, pájaros y espíritus nocturnos).
Así, la tragedia de Macbeth se desenvuelve casi en su totalidad con la noche y la oscuridad de fondo. Y quizás sea no sólo por la concepción que tenemos de todo lo que puede haber dentro de la noche y su oscuridad espesa, sino que dentro de ella los crímenes quedan ocultos. Y esto lo sabe sin duda Lady Macbeth al invocar a los espíritus malignos para que le den la fuerza suficiente para actuar:
“Ven, noche espesa, y envuélvete en el humo más oscuro del infierno para que mi puñal no vea la herida que hace ni el cielo asome por el manto de las sombras gritando ‘alto, alto!’ ”.
Otro punto importante dentro de la noche y la oscuridad está en el hecho de que es en ésta en la que, al dormir, se mantiene a raya todo aquello que la noche trae consigo. En la obra Macbeth está condenado a no dormir más pues su conciencia lo atormenta hasta la locura a causa de sus crímenes. De modo que está completamente expuesto a las voces terribles de la noche. Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que el número de víctimas aumente con la paranoia del nuevo y tambaleante rey. Ya a través de Banquo, Shakespeare da un anticipo de lo que será, en principio, la tragedia insomne de Macbeth:
“...el cielo economiza. Apago sus luces (...) La llamada al sueño me pesa como el plomo, mas no quiero dormir. Poderes benignos, refrenad en mí los malos pensamientos que invaden un alma en reposo” (acto II, escena I).
Aunque, al principio de la obra, Macbeth prefiere no participar en la sucesión de hechos que las brujas predijeron, cada elemento a medida que la obra avanza lo presiona. No puede esperar; lo empujan voces internas, visiones, la indignación frente al nombramiento de Malcolm como heredero y por supuesto, la figura con más poder sobre él: Lady Macbeth. Así, el thane de Cawdor pone manos a la obra, lo que desencadena su propia tragedia:
“Me pareció que una voz gritaba ‘¡no durmáis más!’. Macbeth mata el sueño, el sueño inocente (...) el morir de la vida diaria, baño de fatigas, bálsamo de almas laceradas (...) ‘¡No durmáis más!’. Glamis ha matado el sueño y por eso Cawdor ya no dormirá. ¡Macbeth ya no dormirá! (acto II, escena II).
Llama la atención cómo la maldición recae en todos y cada uno de sus nombres. Quizás a través de este recurso se demuestra que todos los títulos por los que Macbeth ha luchado, todas sus personas, hasta su propio nombre de origen, se manchan con su crimen... y no queda duda de sobre quién recaen las consecuencias.

Las oscuras contradicciones en los personajes principales
Si Shakespeare logra nuestra admiración por sus personajes, lo logra aun más por la gran pasión que los desenfrena, sus condiciones mentales, su indiferencia o admiración, su serenidad y desesperación. Como la vida misma, los personajes tienen tonalidades, flaquezas, dudas. Lo vemos sobre todo en la evolución de Macbeth y Lady Macbeth. Ambos están en uno y otro extremo, y luego intercambian lugares. Lady Macbeth, quien concibió y presionó en todo cuanto fue posible el asesinato de Duncan, no puede con la culpa, que la hace enloquecer y morir. Por el contrario, Macbeth, quien en un principio tuvo dudas y luego perdió el sueño a causa de los remordimientos, se hace, hacia el final de la obra, de una gran serenidad de sangre fría.
Veamos de cerca el contraste, primero en Lady Macbeth:
“Le dejé a punto los puñales (...) si no se pareciera a mi padre dormido, lo habría hecho yo (...). —A Macbeth —Débil de ánimo, dame esos puñales. Los durmientes y los muertos son como retratos. Sólo el ojo de un niño teme ver un diablo en pintura (...) Ahora mis manos están del color de las tuyas, pero me avergonzaría de tener un corazón tan pálido” (acto II, escena II).
“El barón de Fife tenía esposa, ¿dónde está ella ahora? ¡Ah! ¿Nunca tendré limpias estas manos? (...) Aún queda olor a sangre. Todos los perfumes de Arabia no darán fragancia a esta pequeña mano mía. ¡Ah! ¡Ah!” (acto V, escena I).
En Macbeth:
“¿Qué me pasa que todo ruido me espanta? ¿Que manos son estas?, ¡ah! ¡Me arrancan los ojos! ¿Me lavará esta sangre de la mano todo el océano de Neptuno? No, antes esta mano arrebolará el mar innumerable, haciendo rojas las aguas” (acto II, escena II).
“Hubo un tiempo en que el sentido se me helaba al oír un chillido en la noche, y mi melena se aterrizaba ante un cuento aterrador cual si en ella hubiera vida. Me he saciado de espantos. Y el horror, compañero de mi mente homicida, no me asusta” (acto V, escena II).
Ambos personajes intercambian pensamientos al final de la obra. Curiosamente con la misma imagen de la mancha de sangre en la mano. Quizás sea un recurso para hacer de este intercambio algo más obvio.
La obra comienza y se desarrolla sobre contradicciones; y no solamente en los personajes, pues cada imagen representa dos cosas contrarias a la vez. Días feos y hermosos, personajes menos grandes y más grandes, la historia de un crimen y de intrigas terribles que nos atrapan como si fueran hermosos relatos. Todo dentro de la noche, de la que se sirve Shakespeare para brindarnos todo el efecto y todas las sensaciones.
Es así como entendemos a plenitud que las terribles brujas que abren la obra son sabias en su introducción a una obra terrible por su historia, pero maravillosa por su fuerza dramática, complejidad de intriga y genialidad discursiva. Por instantes inolvidables y de gran intensidad, Macbeth hace que el espectador se transporte a otro mundo. El diablo a veces puede decir verdad: Hermoso es lo feo y lo feo hermoso.

Bibliografía

Notas
  1. “The dark has a life on it’s own”. The Bad and the Beautiful (1952).

OTELO EN PDF

AQUÍ PUEDES DESCARGAR A OTELO


www.biblioteca.org.ar/libros/88741.pdf

MACBETH EN PDF


En esta dirección encuentras la tragedia de MACBETH




www.edu.mec.gub.uy/biblioteca.../s/Shakespeare%20-%20Macbeth.pdf

Crónicas de Rafael Holinshed como fuentes de Shakespeare




jueves, 30 de octubre de 2014


Las Crónicas de Holinshed como fuente de las obras históricas de Shakespeare

Las Crónicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda, editadas por Raphael Holinshed (-1580) y publicadas en 1577 fueron, sin duda, la fuente más importante que utilizó William Shakespeare para escribir sus obras históricas. Viene a cuento conocer esta excepcional obra porque en este mes de octubre está en el aire la serieThe Hollow Crown, La corona vacía producida por la BBC de Londres y transmitida porFilm&Arts con una versión extraordinaria de  Ricardo II, Enrique IV, Primera y Segunda PartesEnrique V.

Holinshed creía más en publicar una humilde o, por lo menos con una menor intervención de las autoridades sobre los hechos históricos que la que exigían los académicos de su tiempo y los cuatro principios sobre los cuales se completó esta obra eran los siguientes: uno, desde un principio las Crónicasfueron concebidas como una «historia documental»; dos, una historia nacional no podía, ni debería ser unívoca, sino más bien, representar la «diversidad de opiniones»; el tercero de estos principios parece contestar las críticas de Bolton, por ser un producto hecho por ciudadanos de la clase media. A esto, Patterson le llama «el nivel antropológico» de las Crónicas que seguramente es por el que se le considera una obra invaluable en su aportación pues, de otra manera, no se hubieran publicado datos que provenían de los bajos medios literarios, tal como se difundía la cultura en esa época en Inglaterra y elúltimo de estos principios, el cuarto, es la combinación de los primeros tres y que sin ser un anacronismo es más bien un llamado al «derecho de saber» que, paradójicamente hablando, se da en estas Crónicas contenidas entre los grand récits, pero que no se presentan de una manera triunfalista, ni trágica, como eran usualmente publicados, sino en medio de otros menos pomposos discursos, de tal manera que así publicados permitieron que el barco editorial de lasCrónicas desplegara sus velas y se orientara hacia las costas donde está aguardando pacientemente el resto de la población para ejercer su derecho a leer y, por lo tanto, escribir, como algo que le corresponde y como un ejercicio del liberalismo original, como ese que propugnaba Holinshed y que, a finales del siglo XVII, estaba muy restringido.

Los autores que participaron en la primera y segunda edición de estas Crónicasfueron doce —como los Apóstoles— y son los siguientes: el primero que inició el proyecto fue Reginaldo o Reynard Wolfe, librero y editor (-1573), nacido en Estrasburgo. Llegó a Inglaterra patrocinado por Thomas Cranmer (1489-1556) y luego por Thomas Cromwell (1599-1638), para ser empleado por Eduardo VI (1537-1553), hijo de Enrique VIII, con el permiso y la patente para poder publicar obras en latín, griego y hebreo. Fue miembro prominente del «Stationers’ Register», donde los autores o libreros tenían que registrar y recibir la autorización para publicar sus obras. En 1559 la reina Isabel I lo confirmó en su puesto y recibió el título de «Master». Fue a mediados del siglo XVI cuando se imaginó editar una gran obra, una historia universal cosmográfica, ilustrada con mapas y otras imágenes; para lograr ese fin, necesitaba de una gran cantidad de documentos y de manuscritos. Después, muchas de estas obras fueron compradas por John Stow (1525-1605) a la muerte de Wolfe en 1573.

La realización del proyecto de las Crónicas requería de un buen financiamiento en tanto que, al no existir bibliotecas públicas y colecciones a las que los académicos acudieran a documentarse,  se tuvo que recurrir al poder de compra de coleccionistas o anticuarios para adquirir las obras y manuscritos que había en esa época y que estaban en casa de algunos de los ciudadanos comunes y corrientes. Así, estos materiales se incorporaron al proyecto como uno de los ingredientes más importantes para la integración de la información en esta obra.

De Raphael Holinshed (-1580), cuyo apellido se tomó para bautizar esta obra, que se conocen también como las Crónicas de Holinshed, se sabe poco, excepto que fue educado en una Universidad, probablemente Cambridge, para luego ordenarse como clérigo. Inicialmente fue contratado por Wolfe y todo parece que, poco a poco, fue asumiendo más responsabilidades y, por lo tanto, fue creciendo su importancia dentro del proyecto hasta que, a la muerte de su patrón en 1573, a cuatro años todavía de publicar la primera edición, asumió por completo la responsabilidad de preparar para la imprenta la publicación de esta magna obra. Murió en 1580 para dejar su lugar a Abraham Fleming quien continuaría preparando la segunda edición de las Crónicas, de acuerdo con las recomendaciones hechas por el Consejo Privado del Reino.

A pesar de que de Wolfe conocía a William Harrison (graduado en Oxford y capellán de William Brooke, Lord Cobham), éste no se integró al proyecto sino hasta después de la muerte de Wolfe. Harrison fue el responsable de laDescripción de Inglaterra escrita apresuradamente en 1576, una año antes de la primera edición; asimismo, Richard Stanyhurst escribió la historia de Irlanda, equivalente a la de Harrison, que tituló Descripción de Irlanda y tal parece fue escrita un poco tarde, cuando las Crónicas ya estaban listas para irse a la imprenta, tal como lo explica Holinshed en la dedicatoria que le hace de esta historia a Sir Henry Sidney, padre de Sir Philp Sidney (1554-1586) y Lady Mary (1561-1621), el primero, poeta mayor y autor de los famosos sonetos Astrophel and Stella, y la segunda, madre de William Herbert (WH) Pembroke, posible «young boy» de los ciento cincuenta y cuatro Sonetos de William Shakespeare.

Stonyhurst completó su historia de Irlanda basado en los textos escritos por Edmund Campion y los hizo de manera original, pues pudo incluir anécdotas que son típicas del proyecto en general, sobre todo cuando relata las relaciones entre los patrones y sus sirvientes y lo hace con sentido cómico y con cierto tono irreverente. Luego se incorporó Ralph Newberie, Henry Denham y Thomas Woodcock, para trabajar en la segunda edición, así como, un grupo de académicos que incluían a John Hooker, alias «Vowell»; Abraham Fleming, (educado en la Universidad y luego capellán de la Condesa de Nottingham) y Francis Boteville, también conocido como «Thynne» (hijo del famoso editor de Chaucer), así como, John Stow (aprendiz de sastre, pero que resultó ser un anticuario erudito) de quien se burlaban por haber sido un «hombre común y corriente». Así queda conformada la lista de esta docena de colaboradores que trabajaron en las Crónicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda.

Esta obra incluye diferentes tipos de documentos, tal como escribió Giraldus Cambrensis en su Expugnatio Hibernica, traducido después por John Hooker para la edición de 1587, cuando era capellán de Enrique II (1154-1189), justificando que un hombre «rogando por las causas de los príncipes, dice la verdad de todas las cosas que suceden, sin ofenderlos en nada», y por esto se sabe que el rey Enrique II no era un hombre devoto, sino más bien, alguien que no cumplía sus juramentos y que era hostil hacia sus hijos, como si fuese, más bien, un villano como son los padrastros. Estos textos, como podemos imaginarnos, son esa pequeña contribución a la famosa «indiferencia» en la que está cimentada la obra.

En el «Prefacio a los Lectores», Raphael Holinshed les anuncia que más que ser una obra histórica producida por el Estado, es un proyecto de «conciencia cívica»: he coleccionado (la historia) tomada de muchos y diversos autores, de los cuales podemos observar se encuentran a veces, ciertas contrariedades, negligencias y expresiones burdas en sus informes; dejo esto a la discreción de aquellos que han proporcionado dicha información. Por mi parte, prefiero dejarlas a la duda esas partes que muestran una cierta diversidad en lugar de sobre escribirlas y mucho menos en censurarlas par ajustarlas a mi gusto o preferencia: dejo así que cada quien sea el que haga su propio juicio y controle esta información, tal como considere que tiene su causa. (Vol. 2, «Preface to the Reader»)

Esta diferencia de opiniones expresa los distintos puntos de vista sobre un mismo hecho.
La primera edición de 1577 costaba 26 chelines, tal como lo registró Robert Devereaux, conde de Essex, quien comentó que estaba «muy bien encuadernada.» La de 1587 costaba 4 chelines, un precio que fue accesible para la clase media isabelina.

La composición de estas crónicas es parte del éxito que tuvo en su época. La cronología histórica permitía comprar los sucesos de tres países: Inglaterra, Escocia e Irlanda; y cada una de ellas estaba compuesta, en la mayoría de los casos, con distintos textos tomados de diferentes fuentes de información y de varios originales.

También estaban compuestas por los testimoniales de los testigos oculares de los sucesos, dándole así forma visible a los hechos desde las diferentes voces y la diversidad de opiniones. Otro elemento de composición son los reportesVerbatim, es decir, tomados «textualmente», tal como se escribieron original y literalmente hablando, así lo aclaró Edmund Molyneux, cuando escribió la biografía de Sir Philip Sidney, donde nos dice que «ha incluido varias notasverbatim, sin añadir ni quitar o alterar nada, tal como llegó a mis manos.»

Las anécdotas son parte importante de las Crónicas y son los marcos donde se incluye al realismo y al individualismo cuando se trata de una experiencia determinada. Holinshed creía en la anécdota como una fuente de información sustantiva. Por «anécdota», se refería el editor, al relato breve de un suceso curioso o interesante, un relato independiente y breve, sobre la conducta humana, de tal manera que fuese emblemática e independiente de su contexto, transferible en el tiempo, donde se encuentren uno o dos individuos en el centro mismo del relato. Las mejores anécdotas incluyen pedazos de conversaciones, cuya verosimilitud es la clave para que queden en la memoria colectiva y luego puedan funcionar como signos de que hay algo dentro del «sistema» que está bajo tensión, algo en el sistema «oficial» que se está cuestionando. 

Hay varios ejemplos de esto en las Crónicas: el asesinato de Arden de Feversham, que luego se convirtió en una obra de teatro (que no he podido saber cuál es) o la historia, derivada de Matthew Paris (1200-1259) con quien la historiografía anglosajona alcanzó su punto más alto, donde cuenta la historia de un judío condenado por el Rey Juan a que le sacaran una muela cada día hasta que aceptara pagar los impuestos y que, el pobre, se quedó con una antes de aceptar pagar los impuesto a su Majestad (2: 301); o la historia de aquel abad italiano que se creyó Ícaro y que, en 1507, decía que él sí había podido volar. En fin, nos imaginamos lo difícil que pudo haber sido incluir toda esta información y hacerla parte de la historia de tres países, sobre todo si tenemos en cuenta la terrible censura —que no llegaba a los extremos de la Inquisición, pero que, de alguna manera, se parecía—, tal como sucedía con algunas canciones populares o ciertas baladas, como las que se prohibían cantar en la época isabelina porque contenían textos que podían ser considerados como subversivos, siendo parte, como lo son, de la historia escrita informalmente.

También se incluían en estas crónicas algunas obras literarias como parte de la Historia, textos que, con el tiempo, van adquiriendo privilegios y que, entre otras cosas, se convierten en una fuente importante de conocimiento histórico. Se trata de algunos escritos de Chaucer o de Gower que establecieron que el lenguaje popular era parte del lenguaje literario. 

Así es como con lo dicho, tenemos una mejor visión de lo que fueron estasCrónicas para un dramaturgo como William Shakespeare, quien acudió a ellas para tomar de toda esa información la que más le convenía para efectos de convertir la historia en drama y lograr el interés de su público que era, en verdad, lo único que le interesaba.

Ahí podía encontrar diferentes puntos de vista sobre el momento histórico, testimoniales, textos tomado tal cual, canciones, anécdotas de sus protagonistas, y por si faltara algo, textos literarios que le ofrecían un contexto diferente.

Creo que con este breve y modesto análisis de lo que trabajó Annabel Patterson tenemos una mejor idea de la estructura y de los problemas que enfrentaron estos hombres comunes y corrientes, ex faece plebis, para publicar sus dos versiones que se constituyeron en la fuente de información más importante para más de diez obras históricas como las que escribió William Shakespeare en su vida.

Martín Casillas de Alba. 
Apuntes sobre Enrique IV, Segunda Parte
México, El Globo Rojo, 2006.

Ser o no ser por Esther Ginés

Shakespeare o no Shakespeare
Por Esther Ginés

Nadie discute ni duda de la grandeza de las obras de William Shakespeare, pero ¿y si lo que se cuestionara fuese su identidad? ¿Y si William Shakespeare no fuera quien realmente creemos? Lejos quedan ya las opiniones de estudiosos que decían que Shakespeare era en realidad Francis Bacon o el dramaturgo Christopher Marlowe. Y es que muchos investigadores, a lo largo de los años, han intentado arrojar algo más de luz sobre la confusa identidad del dramaturgo. La principal conclusión a la que han llegado vincula al autor de obras imprescindibles como el Rey Lear o Hamlet con el noble Edward de Vere. John Thomas Looney, en la década de 1920, y Charlton Ogburn, en los 80, fueron los primeros en hablar de Edward de Vere como el verdadero dramaturgo al que el mundo entero admira. El escritor y traductor malagueño Ricardo Mena, un estudioso de la figura del autor inglés, se adscribe a esta hipótesis en un interesante libro llamado Ver, comienza (Ediciones Alvaeno). En él, Mena sostiene que los verdaderos orígenes de Shakespeare son una especie de tema prohibido en Inglaterra (y por extensión, en países como España), sobre todo por razones económicas. La presión de Stratford-upon-Avon (la localidad donde se dice que nació el genio literario y firme defensora de la llamada teoría stratfordiana), ha sido y es muy fuerte, pero algunos investigadores se han atrevido no solo a desafiarla sino a desmontarla. Son los defensores de la conocida como teoría oxfordiana, que sostiene que el noble Edward de Vere, 17º conde de Oxford, fue el responsable de los conocidos sonetos. El elevado estatus social de Edward de Vere, su conocimiento de primera mano de la vida en la corte y su rica cultura explicarían, según expone Ricardo Mena, la grandeza de las obras teatrales y de los sonetos que dejó al mundo. Hablaríamos entonces de Shakespeare como un mero seudónimo, una máscara tras la cual se escondió el noble de Vere. Shakespeare, nos recuerdan los oxfordianos, fue un hombre nacido en un entorno rural, sin acceso a la cultura y del cual apenas existe documentación histórica. En el prólogo de su libro, Ricardo Mena nos habla de Delia Bacon, la primera persona (con el añadido histórico de ser mujer) que cuestionó elmito del escritor sin educación que llegó a escribir con un vocabulario de más de 22.000 palabras gracias a su ?genio sobrenatural?. Ella hizo hincapié en que las obras de Shakespeare hablaban siempre desde el punto de vista y la perspectiva de un escritor que piensa y siente la vida como un hombre de la corte. También el cine ha querido aportar su granito de arena a este interesante debate. Un ejemplo reciente es el de Anonymus, una película que ha pasado casi desapercibida y que habla de estas teorías sobre el dramaturgo. Es bastante significativo que una cinta que aborda un tema tan interesante como este estuviera en cartel tan poco tiempo que muchos espectadores ni llegaron a oír hablar de ella. ¿Por qué querría Edward de Vere ocultar su identidad? Es obvio que en sus obras plasmó numerosos acontecimientos de su vida; esas huellas quedaron perfectamente ocultas bajo el nombre del genio de Stratford. Una lectura en profundidad del libro Ver, comienza nos desvela otra gran ?bomba informativa?: Edward de Vere mantuvo relaciones con la reina Isabel I de Inglaterra; y por si todo esto fuera poco, es posible que incluso fuera su hijo. El tema da para mucho y, según opina Ricardo Mena (que ha estado años investigando sobre el bardo), en Hamlet un lector que conozca estas teorías bien podría encontrar más de un guiño a la historia de Edward de Vere y la reina Isabel I. Lo que está claro es que después de conocer esta teoría con cierta profundidad el lector no vuelve a acercarse por igual a las obras de Shakespeare. Parece que todo podría resumirse en la frase: ?Shakespeare o no Shakespeare. He ahí la cuestión?.

 http://undiaenmacondo.blogspot.com.es/Fuente: http://letras.alvaeno.com/#post1631

LA VERDADERA IDENTIDAD DE SHAKESPEARE

SE REABRE EL DEBATE EN REINO UNIDO

La verdadera identidad de Shakespeare, una polémica que resurge

  • Actores creen que un plebeyo criado en un hogar analfabeto no pudo escribir esas obras
Actualizado lunes 10/09/2007 15:04 (CET)
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EFE
LONDRES.- "¿Era o no era el Bardo de Avon?", ésa es la cuestión para algunos de los más reputados actores 'shakesperianos', que dudan ahora de la identidad real de William Shakespeare y han reabierto ese polémico debate en el Reino Unido.
Retrato anónimo de Shakespeare
Retrato anónimo de Shakespeare
El órdago lo han lanzado los actores Derek Jacobi, que en su larga carrera ha encarnado a personajes del famoso dramaturgo como Hamlet, y Mark Rylance, ex director artístico del Globe Theatre, la conocida réplica del teatro original de Shakespeare en Londres.
Jacobi y Rylance han divulgado este fin de semana la denominada "Declaración de Duda Razonable" sobre la identidad del Bardo de Avon (1564-1616), como también se conoce al autor de clásicos como"Otelo" o "Romeo y Julieta".
El documento, informa el dominical "The Observer", se divulgó este sábado al término de la función teatral "Yo soy Shakespeare", que investiga la autenticidad del famoso dramaturgo y se representa en el Minerva Theatre de Chichester (sur de Inglaterra).
La declaración cuestiona que William Shakespeare, un plebeyo del siglo XVI criado en un hogar analfabeto de Stratford-upon-Avon, escribiera las geniales obras que llevan su nombre.
Promovido por la llamada "Coalición de la Autoría de Shakespeare" y avalado por casi 300 firmas, el comunicado argumenta que un hombre que apenas sabía leer y escribir no pudo poseer los rigurosos conocimientos legales, históricos y matemáticos que salpican las tragedias, comedias y sonetos atribuidos a la pluma del bardo.

Nexos dudosos

"Los eruditos han hallado pocos nexos, la mayoría dudosos, entre la vida del supuesto autor y las obras", señala la declaración, al explicar que los libros rezuman gran familiaridad con la vida de las clases altas e incluyen "detalles oscuros" sobre países como Italia.
Los signatarios, entre los que figuran más de treinta académicos, también esgrimen que no existen pruebas de que el aldeano de Stratford-upon-Avon recibiera estipendio o mecenazgo por escribir algunos de los libros más famosos de la literatura universal.
Además, la Coalición, fundada el pasado 23 de abril coincidiendo con los 391 años de la muerte del escritor, subraya que el testamento de Shakespeare, en el que el literato legaba a su esposa su "segunda mejor cama con los muebles", no menciona libro, obra teatral o poema alguno ni incluye tampoco frases "shakesperianas".
Desde el siglo XVIII, no han faltado teorías que defienden la idea de que William Shakespeare no fue más que un seudónimo.
Con el tiempo han surgido sospechas de que detrás de ese "alias" pudieron esconderse el dramaturgo Christopher Marlowe (1564-1593), el filósofo y hombre de letras Francis Bacon(1561-1626) o Edward de Vere (1550-1604), decimoséptimo conde de Oxford.
"Suscribo la teoría del grupo (la citada Coalición)", dijo Jacobi, al inclinarse por Edward de Vere, que frecuentó la vida cortesana en el reinado de Isabel I (1533-1603), como su "candidato" preferido, dadas las supuestas similitudes entre la biografía del conde y numerosos hechos relatados en los libros del bardo.
"Creo que el que más luz arroja (al enigma) es posiblemente de Vere, pues pienso que un autor escribe sobre sus propias experiencias, su propia vida y su propia personalidad", comentó el actor.
Jacobi y Rylance han entregado una copia de la declaración al profesor William Leahy, responsable del departamento de Inglés en la Universidad Brunel de Londres y director del primer programa de estudios dedicado a la autoría de Shakespeare, que empieza este mes.
Para Leahy, el debate que proponen los más escépticos resulta "legítimo", pues el problema encierra un "misterio en su origen y la discusión intelectual nos acercará a ese origen".
"Eso no quiere decir -agregó el profesor- que vayamos a hallar una respuesta a todo. Naturalmente, ésa es la cuestión...".

martes, 8 de marzo de 2016

Corrientes literarias Información general básica

Corrientes Literarias.
Fournier C. (2002): Análisis Literario. México.


La corriente literaria es el conjunto de características tanto en la forma de escribir como en la temática, de común acuerdo con las condiciones sociales de una determinada época. Una corriente literaria puede permanecer durante varias épocas o menos de una.
De esta manera, las épocas y corrientes literarias más significativas son la época antigua con las culturas orientales; la época clásica con Grecia y Roma, y la Edad Media con el feudalismo. A partir de ella surgen las demás.
Etapa Griega: Una de las culturas que más ha influido en el mundo actual es, sin duda, la griega la que se desarrolló entre el 900 a 300 a. C. Después de su decadencia –únicamente material-, el aspecto espiritual y artístico ha permanecido y difundido a través de los años, en todas las órdenes del saber.
Los griegos destacaron en todas las disciplinas tanto científicas como literarias. En esta última sobresalieron casi en todos los géneros, excepto en la novela. Sin embargo, dentro de esta calidad literaria, cabe mencionar la labor cultivada en el teatro, especialmente en la tragedia.
Los griegos, además de lo que hemos mencionado en el campo de la literatura, fueron los fundadores de las matemáticas, de la física, política, filosofía, entre otras. No hay ninguna otra cultura, como la griega, que haya trascendido tanto. En el siglo VI a C., sobresalieron las ciudades de Atenas, Tebas, Esparta y Corinto. Cada una de ellas tenía autonomía y poderío.
Características:
• Búsqueda de la belleza y de la perfección.
• Armonía y equilibrio.
• Proporción de la armonía, el ritmo y la elegancia.
• Importancia de los mitos.
• Equilibrio entre el fondo y la forma.

Representantes:
• Homero,
• Esquilo,
• Sófocles,
• Eurípides,
• Safo,
• Píndaro,
• Aristófanes,
• Demóstenes,
• Platón,
• Sócrates, y
• Aristóteles.

Obras representativas:
• La Ilíada,
• La Odisea,
• Edipo Rey,
• Antígona,
• Medea,
• Las troyanas,
• La avispas, y
• Las nubes.
Etapa Romana: La literatura latina es considerada una rama de la griega. Grecia ejerció una poderosa influencia cultural sobre Roma, pero estos dos pueblos lograron fusionarse en uno solo; herencia que fue transmitida al mundo moderno.
Esta fusión permitió un mejor desarrollo de los pueblos: por un lado, la creatividad poética de los griegos; y por el otro, la práctica administrativa y el derecho romano. Los romanos fueron los creadores del imperio más impresionante de la historia, porque fueron prácticos y realistas. Supieron aprovechar la grandeza de Grecia para asumirla y enriquecer con la de Roma.
La historia de Roma se inicia en 753 a. C. con el relato muy conocido de Rómulo y Remo y termina con la caída del Imperio romano en 476 d. C.
Características:
• Preocupación por lo imponente.
• Imitación de la cultura griega.
• Eminentemente prácticos y realistas.
• Estilo elegante.
• Destacaron en la oratoria.
Representantes:
• Plauto,
• Terencio,
• Cicerón,
• Virgilio,
• Horacio,
• Ovidio, y
• Séneca.
Obras representativas:
• Catilinarias,
• La Eneida,
• Metamorfosis,
• Las Heroidas,
• Odas,
• Sátiras, y
• Las Geórgicas.
Edad Media: Está comprendida dentro de los 10 siglos entre la caída del Imperio romano de Occidente en 476 y la caída de Constantinopla, capital del Imperio romano de Oriente, en 1453.
Con la muerte de Carlomagno, se establecieron los feudos, éstos eran extensiones de tierra otorgados por el rey a los nobles. Con el establecimiento del feudalismo, se consolidaron marcadamente tres grupos: la iglesia, la nobleza y el pueblo.
En los inicios de esta etapa, predominó el paganismo, pero poco a poco la fe cristiana logró supremacía, convirtiéndose la Iglesia en el grupo con dominio político. Por esta misma razón la cultura se centró en el ámbito del monasterio.
En cuanto a la producción literaria, primero aparece en la literatura germánica, después en la francesa y, por último, en la española. Corresponde, pues, a siete siglos de la literaturas europeas (VII al XIV). Las primeras manifestaciones fueron poemas en verso de origen legendario llamadas Eddas, así como composiciones en prosa, denominadas Sagas.
Durante el inicio de este periodo, la influencia grecorromana está presente en todas las actividades, y el vehículo más importante de trasmisión fue la lengua: el latín. Posteriormente, surgen las lenguas romances. La producción literaria oral se da a través de los cantores llamados juglares, quienes eran los cantores errantes que declamaban poemas en cualquier lugar, sea una plaza pública o el palacio; y por los trovadores, quienes además de cantar los poemas, eran los compositores de esas creaciones.
Características:
• Trasmisión oral de la literatura.
• Importancia de la influencia de la Iglesia.
• Desarrollo de temas sacros.
• Uso del latín culto y de las lenguas romances, paralelamente.
• Surgieron temas amorosos y de exaltación del valor y de la lealtad.
• Carácter popular y anónimo.
Representantes:
• San Agustín,
• Gonzalo de Berceo,
• El Arcipreste de Hita,
• El Infante don Juan Manuel,
• Chaucer, y
• Dante Alighieri.
Obras representativas:
• Poema del Mío Cid.
• Los Nibelungos.
• La canción de Rolando.
• El romance del zorro.
• El conde Lucanor.
• Los flabiaux.
• La Celestina.
• Cuentos de Canterbury.
• La divina comedia.

Renacimiento: Su nombre viene de volver a nacer. La invención de la imprenta y los avances geográficos originaron esta corriente literaria. Es un movimiento artístico y literario.
País de origen: Florencia, Italia. Posteriormente para la España, Francia y Portugal.
Época: durante los siglos XV y XVI.
Características:
• Retorno a la cultura grecorromana.
• Es el despertar del hombre en todas sus manifestaciones artísticas para lograr sus propósitos.
• Hay un intento de desprenderse de lo religioso.
Representantes:
• Miguel de Cervantes Saavedra,
• Fernando de Rojas,
• Tirso de Molina,
• Calderón de la Barca,
• Shakespeare, y
• Lope de Vega.

Obras representativas:
• La Celestina.
• Romeo y Julieta.
• La vida es sueño.
• Fuente Ovejuna.

Barroco: Corriente literaria nacida como consecuencia de una época de crisis con nuevos conceptos en todas las manifestaciones del arte. Sobre todo, es un movimiento espiritual que toma diversas formas según el país donde se dé. Así en Italia toma el nombre de manierismo; en Inglaterra, eufismo; preciosismo en Francia; escuela de Silesia en Alemania; y conceptismo y culteranismo en España.

País de origen: se gesta en Italia, pero logra arraigarse en España.
Época: siglo XVII.

Características:
• Exceso, abigarramiento del lenguaje literario.
• Retórico, demasiado ornato.
• Sus temas son referidos a la muerte, a la metafísica, religión y teología.
• Presencia de lo contradictorio, especialmente a través de las paradojas como forma de expresión. Uso de contrastes.
• Rompe con la armonía.
• Nuevos conceptos estéticos.

Representantes:
• Luis de Góngora y Argote,
• Francisco Acevedo.
• Juan Ruiz de Alarcón.
• Marini.
• John Milton.
• Sor Juana Inés de la Cruz.

Obras representativas:
• La fábula de Polifemo y Galatea.
• Los sueños.

Neoclasicismo: Es un movimiento obsesionado más bien por las formas. Surge ligado estrechamente a la corte de Luis XIV, rey de Francia, quien decide tener en su trono, el poder espiritual, intelectual y artístico en la corte de Versalles. La lengua francesa adquiere un total dominio en el mundo, así como lo obtuvo con la lengua griega.

País de origen: Francia.
Época: Siglo XVIII, llamado el siglo de las luces.

Características:
• Admiración por los modelos de la antigua Grecia y por la creación renacentista.
• Intento de acercamiento al racionalismo.
• Prevalecieron las reglas rigurosas para la elaboración de sus obras.
• La simetría y la rigidez.
• Corrección estricta en el arte de escribir.


Representantes:
• Racine,
• Moliere,
• Montesquieu,
• Rousseau,
• Daniel Defoe, y
• Fernández de Moratín.

Obras representativas:
• El discurso del método.
• El avaro.
• Emilio o la educación.


Romanticismo: Al amparo de la Revolución francesa y las ideas de libertad, nace esta corriente literaria. Estas ideas no sólo se dan en el ámbito científico sino también en el artístico, es así como se das en la literatura. Es una vuelta al pasado medieval.

País de origen: Alemania e Inglaterra.
Época: primera mitad del siglo XIX.

Característica:
• Se sacude de la rigidez, de las normas.
• Predominio del sentimiento sobre la razón.
• Admiración por la naturaleza y la libertad.
• Presencia del sentimiento de rebeldía.
• Exaltación del “yo”.

Representantes:
• Lord Byron,
• Víctor Hugo,
• Edgar Allan Poe,
• Wolfgang Goethe,
• Federico Schiller,
• Emile Bronte,
• Gustavo Adolfo Bécquer, y
• Duque de Rivas.

Obras representativas:
• Rimas,
• Los miserables, y
• El ser de la libertad humana.

Realismo: Corriente literaria surgida en Francia y que constituyó una nueva forma de explorar la realidad. Es un movimiento de reacción ante el romanticismo y el exceso de subjetivismo. Está ligado al movimiento ideológico del positivismo.
País de origen: Francia.
Época: segunda mitad del siglo XIX.

Características:
• Reproducción exacta de la realidad.
• Uso de descripciones minuciosas.
• Rechaza el sentimiento.
• Descripción de ambiente, costumbres, problemas y modo de vivir.
• El lenguaje es coloquial, ya que reproduce el habla común y cotidiana.

Representantes:
• Stendhal,
• Balzac.
• Flaubert,
• Dickens,
• Wilde,
• Bernard Shaw,
• Tolstoi,
• Dostoievsky,
• Benito Pérez Galdós,
• Edmundo de Amicis,
• Henry Ibsen, y
• José Camilo Cela.

Obras representativas:
• La dama de la camelias.
• Marianela.
• Crimen y castigo.
• La familia de Pascual Duarte.
• Rojo y negro.
• Casa de muñecas.

Naturalismo: Esta escuela apareció también en Francia, hacia finales del siglo XIX. Dio su primer paso en la novela y, posteriormente, en el teatro. Se le considera como una prolongación del realismo.

País de origen: Francia.
Época: a finales del siglo XIX.

Características:
• Intento de reflejar la realidad, pero en forma completamente objetiva.
• Descripción de las leyes naturales tal como se hace en el campo científico.
• En la narrativa se pretende presentar el avance científico, como los descubrimientos o vacunas contra alguna enfermedad.

Representantes:
• Emilio Zola, máximo representante de esta corriente.

Obras representativas:
• Nana.

Modernismo: Es igualmente un movimiento que rechaza el romanticismo, así como las normas y formas reguladoras de la poesía o la narrativa. Su importancia radica en ser el primer movimiento nacido en América y no es imitación de ninguna otra corriente. Al contrario, este movimiento influyó en Europa, sin embargo, recibió la influencia del parnasianismo francés con Rimbaud y del simbolismo francés con Baudelaire.

País de origen: Nicaragua y, posteriormente, en Cuba, Colombia, México y Perú.
Época: Finales del siglo XIX y principios del XX.

Características:
• El anhelo de renovación: no estaban conformes con lo que siempre venía de Europa, especialmente de España.
• Recibe la influencia del parnasianismo y del simbolismo francés; del primero toma lo exótico; y del segundo la musicalidad.
• El lenguaje es un poco elegante.
• Los temas son producto del ambiente y del paisaje americano.
• Abundancia de símbolos y de imágenes.

Representantes:
• Rubén Darío, su fundador.
• Amado Nervo,
• Gabriela Mistral,
• López Velarde,
• José Santos Chocano, y
• José Martí.

Obras representativas:
• Prosas profanas.
• Desolación.
• Soy un hombre sincero.

Vanguardismo: El nombre del vanguardismo se relaciona con el conflicto de 1914-1918. Es un término utilizado en la milicia: denomina a las tropas que toman la iniciativa y marchan al frente de todas las otras; así en literatura, este término designa al movimiento que pretende ir a la cabeza de todos ellos. Sin embargo, surgen diferentes movimientos con el sufijo “ismo”, como el dadaísmo, futurismo, expresionismo, surrealismo, que en general apuntan a una renovación estética no sólo en literatura sino en el arte en general. Buscan originalidad a través del simbolismo y de una expresión individual, de profundo subjetivismo.

El desequilibrio y la angustia son las principales características del hombre del siglo XX, las que se ven reflejadas en la literatura y en toda expresión de arte de esta época. Se busca la libertad absoluta para poder manifestar estos sentimientos. El vanguardismo aprovechó los descubrimientos del psicoanálisis de Freud, donde hay una contraposición fuerte del subconsciente con el mundo consciente.

El movimiento vanguardista de mayor trayectoria fue el surrealismo, porque se manifestó como un movimiento de lucha. Su fundador fue el poeta francés André Bretón, quien lo dio a conocer a través de un manifiesto publicado en 1924, el cual contenía los principios de éste. Si bien es cierto que el vanguardismo nació en Europa, también se difundió en América con características comunes, pero a la vez con ciertas diferencias, provenientes de su realidad histórica y de sus necesidades sociales. Es así que en América, este movimiento se da en el marco del desarrollo industrial y financiero de Estados Unidos y, lógicamente, con la influencia sobre los demás países de América.

En las primeras décadas del siglo XX, los países latinoamericanos alcanzaron gran desarrollo económico debido a las exportaciones de origen agrícola y manera, y por la inversión del capital extranjero, especialmente de Estados Unidos. Se convirtieron en una gran fuente de materias primas para la industrialización en otros mercados. Sin embargo, con la crisis del 29, estos países sintieron los efectos negativos de la misma.

Todo este panorama político, económico y social se vería reflejado en la literatura y en toda expresión del arte, con variantes de la vanguardia europea; aunque en el fondo eran similares.

País de origen: En Europa y luego en América (el Caribe). En Alemania se llamó expresionismo; en Francia, cubismo; en Italia, futurismo.
Época: entre la primera y la segunda guerra mundial, siglo XX.

Características:
• Imágenes llenas de sentimientos.
• Refleja conciencia revolucionaria de grupo.
• Su temática y sensibilidad son diferentes de las corrientes anteriores.
• Depende del movimiento al que pertenezca, sus imágenes pueden ser grotescas, apartadas de la realidad o un reflejo del yo escondido.
• Intensa búsqueda del espíritu de libertad, especialmente de la expresión.
• Rechazo por las fórmulas retóricas.
• Propugnan la originalidad.


Representantes:
• Pablo Neruda,
• Nicolás Guillén,
• Rosario Castellanos,
• César Vallejo,
• Federico García Lorca,
• Guillermo de Apollinaire,
• Filippo de Marinetti,
• André Bretón,
• Rainer María Rilke,
• Franz Kafka, y
• Albert Camús.

Obras Representativas:
• Manifiesto futurista.
• Poesía afroantillana.
• Romancero gitano.
• Versos de amor y esperanza.
• El extranjero.
• La metamorfosis.

Época Contemporánea: Esta época comprende desde la posguerra hasta nuestros días. En la poesía guarda rezagos del simbolismo francés, aunque manifiesta la incapacidad del ser humano para comunicarse, la angustia, la búsqueda constante del yo, entre otros. Asimismo, rompe con todas las estructuras rígidas y tiende hacia una libertad absoluta en donde más importa lo que realmente quiere el poeta, sin limitarse por parámetros o patrones fijos.

Entre sus representantes tenemos: Pidandello; Kipling, Antonio Machado, y Vladimir Mayakovski.

En cuanto a la narrativa contemporánea, ésta rompe con la linealidad, con el relato anecdótico y tiende hacia los planos temporales, hacia el flash-back. Por otra parte es más integral en los temas; por ejemplo, en una novela está presente el psicoanálisis o la filosofía.

La novela contemporánea es más que nada un reflejo de la vida, y muchas veces con combinación de elementos de la fantasía, de lo maravilloso, de lo esencialmente ficticio en un mundo real. Asimismo, el lenguaje empleado es el reflejo de ese mundo que quiere representar; se acompaña del caló, del modismo, regionalismo; plasma fonéticamente el habla.

Entre los representantes de la narrativa contemporánea tenemos a Marcel Proust, Graham Grecne, Aldous Huxley, James Joyce, Jean Paul Sartre, Albert Camus, Gabriel García Márquez, Mario Vargas, Llosa, Jorge Luis Borges, Máximo Gorki, Ernest Hemingway, José Saramago, entre muchos otros de gran talla.
Y en el teatro, busca el acercamiento espiritual con el espectador. Va en contra del melodrama y el dramatismo excesivo. Igualmente, se postula en contra de las diferencias sociales, especialmente del mundo burgués. Figuran como representantes, Luigi Pirandello, Tennessee Williams, Arthur Miller, Bertolt Bretch y Eugenio Ionesco.








Fuente:
Fournier C. (2002): Análisis Literario. México.

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GUATEMALA
Studium Theologia, unus Lecentia in Philosophia e Littera, e Magister in Philosophia.